27 feb 2013

Emociones: ¿Las reprimes, o te desbordan?

          Si cuando ves una película que te ha gustado mucho, escuchas una canción que significa algo especial para ti o lees un libro de principio a fin sin descanso, sientes que los ojos empiezan a ponerse brillantes, mariposas en el estómago o el pulso acelerado..... ¡te has emocionado!

Estas manifestaciones corporales de la emoción que sentimos suelen ser de corta duración y terminan generalmente cuando el estímulo que las provoca desaparece. Pero también es cierto que van acompañadas de manifestaciones mentales (pensamientos) que pueden llegar a intensificarlas en exceso, o reprimirlas y mantenerlas en standby.

Ninguno de estos extremos es aconsejable que nos suceda muy a menudo, si nos ocurre en alguna ocasión, no pasa nada, pero si observamos que nos pasa con frecuencia y nos desborda, tendremos que tomarlos en cuenta.

  ¿CÓMO PODEMOS HACERLO?
Mi sugerencia, seguir tres sencillos pasos:

  1. Observar con detalle las situaciones ante las que nuestras emociones se pueden desbordar/reprimir con mayor facilidad: AUTOCONOCIMIENTO
  2. Prestar atención a los pensamientos que asociamos a esa situación, seguramente sean automáticos y frenen nuestra adaptación a la misma: DETECCIÓN DE PENSAMIENTOS
  3. Aprender a sustituir esos pensamientos automáticos por otros que nos permitan afrontar la situación con menos estrés y sufrimiento: APRENDIZAJE

         Además, reforzaremos este aprendizaje si lo escribimos tantas veces como sea necesario hasta que demos con el que realmente nos ayude a cada uno de nosotros. Os animo a seguir estos consejos, os servirán para gestionar inteligentemente vuestras emociones.

                          EJEMPLO PRÁCTICO

"Cómo manejar nuestra ira ante la rabieta de un niño por negarle algo que pide con insistencia"
Si partimos de la base que los niños tienen una habilidad especial para despertar el lado oscuro de todos los padres, seguro nos reconoceremos en un caso como este o muy similar:
  1. Le hemos dicho que no puede comer chocolate antes de comer (estamos poniendo ya la mesa) tres veces seguidas pero sigue insistiendo gritando cada vez más. Nuestro pulso se va acelerando  por momentos y empezamos a tener más calor de lo habitual. Ahí está la manifestación corporal de nuestra ira en ese momento. Dos alternativas, cedemos a la petición o damos un grito con palabras ofensivas incluidas (reprimimos o desbordamos).
  2. Seguramente pensemos "lo hace para fastidiarme", "voy a gritarle", "es un pesado". Otro paso más, ya hemos detectado los pensamientos que tenemos en ese momento. Si pensar estas afirmaciones, nos conduce a ceder ante el niño o finalmente gritar, y hemos hecho el propósito de no hacer ninguna de las dos cosas, entonces debemos dar el siguiente paso.
  3. Sustituir esos pensamientos por otros que se adapten al momento puntual sin que nos desbordemos o reprimamos nuestras emociones, por ejemplo: "me lo pide porque tiene mucho apetito", "es un niño, en realidad no quiere fastidiarme", "necesita un adulto que le marque los límites". Probablemente, sustituyendo esos pensamientos, tendremos la calma necesaria para decirle que No las veces que haga falta y nuestro pulso volverá a la normalidad poco a poco.

         Ya se que resulta difícil al principio poner esto en práctica, pero de todo podemos sacar un aprendizaje muy valioso, en nuestra mano está hacerlo. No olvidemos que las emociones no son buenas o malas, negativas o positivas, sino que forman parte de nuestro instinto de supervivencia y nos ayudan a adaptarnos al medio ambiente. El miedo, la ira, la alegría o la tristeza, son algunas de las emociones que sentimos a diario y serán compañeras de viaje durante toda nuestra vida, así que adelante, os invito a que las disfrutéis y gestionéis provechosamente.

Yo me emociono con........: "Cinema Paradiso", especialmente con los últimos minutos de la película.








19 feb 2013

Estreno Emocional

Bienvenidos a "La Mar de Emociones", un lugar en el que a veces encontraremos emociones en calma, y otras, quizás más revueltas.
Ha sido todo un reto para mí, darle forma a los pensamientos y además hacerlos públicos, pero la fuerza que me transmiten todos los blogs a los que sigo, ha supuesto el empujón que necesitaba para atreverme a ponerlo en práctica.
Y para el "Estreno Emocional" me gustaría compartir con vosotros un par de reflexiones:

  1. ¿Por qué un blog?
  2. ¿Por qué el título "La mar de emociones"?
Comenzaré respondiendo a la primera con el permiso de Pablo Alborán, porque "......tengo que dejar de ser cobarde, y afrontar lo que miedo me da....." Es parte de la letra de su canción "Volver a Empezar".
Pues bien, eso es lo que quería plasmar. Al leer los artículos de profesionales, veteranos o novatos, cercanos o lejanos (en distancia física), siempre me he preguntado ¿por qué no escribo un blog como ellos? Y la respuesta siempre era la misma: por miedo, por desconocimiento, por temor a hacerlo mal. El temor al fracaso es el que me paralizaba, pero hasta aquí hemos llegado, crear un blog, ya no es un sueño imposible aunque el miedo no haya desaparecido, ahora, le voy a hacer el caso justo, ni más ni menos.

Respecto al título del blog, por dos razones: la MAR por su capacidad infinita de inspirar, relajar y emocionarme, además la utilización del artículo femenino "la" no es casual, es un guiño a la influencia de las costumbres y cultura mallorquina en mi vida. Y de EMOCIONES porque es directa o indirectamente el tema principal de éste blog, por mi formación en psicología, porque me apasiona descubrir en cada pequeño detalle de la vida diaria la influencia que ejercen las emociones en nuestro comportamiento.

Te invito a nadar por "La Mar de Emociones"