30 abr 2013

¡Vale la pena esperar!

Demorar la gratificiación es una de las capacidades que definen la inteligencia emocional según D. Goleman (1.995), además de la empatía, la motivación y el autocontrol, entre otras. La capacidad de esfuerzo y de saber esperar por obtener algo mejor, entrenada en épocas tempranas puede aportarnos innumerables beneficios.

En la década de los sesenta, Walter Misehel (Universidad de Stanford) comprobó a través de un experimento llamado "Test de la Golosina", que el autocontrol emocional demostrado ante esta prueba, podía convertirse en un excelente predictor de la capacidad de fijarse objetivos y cumplirlos, no desistir ante las adversidades sino entenderlas como una oportunidad de aprendizaje, o acabar aquello que hemos empezado.
                                     


La prueba consiste en ofrecer a niños de 4 años una golosina (que los americanos llaman malvaviscos, aquí los reconoceremos como esponjas, nubes...), la persona que les hace el experimento les dice que se tiene que ausentar de la sala, y cuando vuelva, dará una golosina más a aquellos niños que sean capaces de esperar sin comérsela. ¡Niños de 4 años! Os podréis imaginar la de recursos que utilizarán los niños para resistir a la tentación: desde taparse los ojos para no verla, mirar al techo, silbar, esconderse debajo de la mesa..., en fin os dejo el vídeo para que lo veáis.




Lo resultados fueron que dos tercios de los niños fueron capaces de resistir y aplazar una gratificación mayor, el resto se comió la golosina incluso antes que el profesor saliese de la sala. Además, W.Misehel realizó un seguimiento a estos niños entre 15-20 años después, y la información que obtuvo fue diferente según si el niño había sido capaz de esperar algo mejor o no.

Las conclusiones derivadas de este experimento nos demuestran una información muy valiosa que podemos aplicar a situaciones reales y de adaptación a nuestro entorno. Si entendemos el autocontrol que poseemos para demorar una gratificación como la capacidad de poner a nuestro alcance todos los medios de los que dispongamos para conseguir una meta u objetivo, y por tanto, alcanzar el éxito en ese propósito, entonces podemos concluir que un mayor autocontrol está directamente relacionado con:
  1. Cumplir objetivos. Aunque nos suponga mucho esfuerzo, haremos todo lo posible por terminar los estudios, una dieta o dejaremos de fumar (esto último con mucho más esfuerzo aún....).
  2. Mejores habilidades sociales para desenvolvernos adaptativamente a situaciones conflictivas o problemáticas.
  3. Aumentar nuestra tolerancia a la frustración, los obstáculos se convertirán en oportunidades de aprendizaje.
  4. Asertividad. Nuestra comunicación será más asertiva, seremos capaces de decir aquello que queremos decir de manera clara, respetuosa sin herir ni ofender a los demás.
  5. Seguridad. Tendremos más seguridad en nosotros mismos y en las acciones que emprendemos para conseguir nuestras metas.
Quizás la capacidad de esfuerzo, de aplazar una gratificación por conseguir algo mejor, haya formado parte de nuestra vida/educación, o quizás no, pero en los tiempos que corren me parece todavía más importante fomentar y entrenar esta capacidad, a vosotros..... ¿qué os parece?



19 abr 2013

Empatía? Sí, por favor

   La empatía no se posee, se aprende y se practica a lo largo de toda la vida.
Es cierto que nacemos egoístas, pero la educación que recibimos, los modelos que tomamos de referencia, la escuela, nuestro entorno más inmediato (cultura, costumbres), influyen directa o indirectamente en:
  • Saber ponernos en el lugar del otro
  • Meternos en sus zapatos
  • Ponernos en su piel
  • Mirar a través del mismo cristal
   Todas estas expresiones, que seguramente hayamos escuchado y utilizado en numerosas ocasiones, nos sirven para acercarnos al concepto de empatía, uno de mis favoritos por los innumerables beneficios que aporta su aprendizaje y práctica diaria.




    Para comprobar que la empatía no se queda en un mero concepto que puede estar más o menos de moda, veamos algunos ejemplos en diferentes campos:


Atención al Cliente.
                                                                                                                                        Cuando acudimos a un comercio, a una consulta médica, a una entidad financiera, o cualquier otro establecimiento en el que nos atiende una persona, esperamos, desde luego, ser tratados con respeto y amabilidad, pero si además, percibimos que se pone en nuestro lugar para "conectar" con lo que realmente queremos resolver, nuestra confianza en esa persona y en lo que puede hacer por nosotros aumentará considerablemente. El vínculo que se pueda establecer a partir de esta conexión, permitirá, si ha resultado positivo, que volvamos de nuevo a requerir su ayuda, colaboración o consejo.

Trabajo en equipo
                                                                                                                                             Las tareas que requieren del esfuerzo y aportación de varias personas a la vez para que el objetivo común pueda alcanzarse, también necesitan desarrollar una alta capacidad de empatía, ya que los acuerdos y decisiones a tomar dependen en gran medida de que todos los miembros de ese equipo comprendan las motivaciones que los guían a seguir por uno u otro camino. Por ejemplo, el equipo médico que afronta una intervención quirúrgica, el equipo de fútbol ante un partido importante, o también el equipo de rodaje de una película.

Relaciones Personales. 
            
     En la resolución de conflictos con la pareja, compañeros de trabajo, profesores, es decir, en nuestro día a día, es importante destacar, que la gran mayoría de esos pequeños rifirrafes podrían solucionarse más rápidamente y sin secuelas añadidas, por supuesto, si por un momento pudiésemos ponernos en el lugar de la persona que nos manifiesta su enfado, nos ha tratado mal, o simplemente está triste. Evidentemente, la comunicación empática nos evitará muchos disgustos en nuestras relaciones personales.


La empatía es una habilidad social muy valiosa, en otros post hablaremos de más habilidades sociales no menos importantes como la asertividad, rechazar peticiones, aceptar cumplidos, hablar en público, etc. El aprendizaje y práctica de las mismas va a permitirnos comunicarnos mejor con nuestro interlocutor y también que desarrollemos/mejoremos nuestra inteligencia emocional. 

Para finalizar el artículo, quiero compartir con vosotros una canción de Regina Spektor "The Call" que pertenece a la BS de Las Crónicas de Narnia: el Príncipe Caspian, y que me encanta!! 
Espero tengáis una feliz semana, y si tenéis alguna aportación a la entrada de hoy, me alegrará muchísimo que la podáis compartir en el apartado de comentarios.


          


  

5 abr 2013

¿Vamos a tomar un café?

Aunque el significado literal de la frase sea obvio, las connotaciones que esconde pueden ser de tan diversa índole, que eso es precisamente lo que me gustaría profundizar a través del artículo de hoy. ¿Qué queremos decir exactamente cuando quedamos con gente a tomar un café? Las posibilidades son muchísimas, veamos unas pocas.


  1. Hace un tiempo que no vemos a una persona y nos apetece retomar el contacto para ponernos al día de nuestras vivencias, ¿cómo?, tomando un café, por ejemplo. En este caso, el café es la excusa perfecta para compartir momentos y emociones con personas a las que apreciamos de manera especial.
  2. Tenemos un problema que no nos deja dormir por las noches, quedamos con nuestro mejor amigo a tomar un café, y tras verbalizar lo que nos ocurre cambia la perspectiva de aquello que tanto nos preocupaba. La comunicación tiene esa magia, y compartir, aunque no resuelva el problema en cuestión, desahoga y libera emocionalmente a esa persona.
  3. Pausa de 10 minutos en nuestra jornada matinal. Mientras tomamos ese café, desconectamos de las tareas y recargamos las pilas para seguir. Comentamos con los compañeros la película que vimos anoche en la televisión, qué vamos a hacer el próximo fin de semana, o quizás hacemos esa llamada de teléfono personal que no hemos podido atender previamente.
  4. Hay que organizar una actividad especial con los amigos. No hay mejor manera de convocarlos a todos que a través de un café, el medio que utilicemos para la convocatoria es lo de menos, puede ser un SMS, un evento en Facebook o un whatsapp, lo verdaderamente importante es que el grupo se reúna y planifique la actividad.
  5. Celebramos una fecha especial con la familia. El momento del café se convierte en el más esperado por todos, ya que se aprovecha para dar los regalos de aniversario, cantar el cumpleaños feliz o dar una buena noticia.
  6. Hemos discutido con un amigo y se nos ha quedado "mal cuerpo", seguramente, queramos volverlo a hablar con calma para limar asperezas, y si una de las partes pide quedar a tomar un café (alguien debe tomar la iniciativa), está mostrando con esa invitación su voluntad de cambiar ese malestar.
  7. Acaba una reunión de trabajo y queda algún fleco que tratar, tomando un café podemos terminar el punto que se nos había quedado en el tintero, evitando la presión de una reunión más formal.
Foto Google

Pueden ser infinitos los motivos para reunirnos y tomar un café, lo verdaderamente importante, es que las personas somos seres sociales, necesitamos relacionarnos, compartir confidencias, arreglar discrepancias o simplemente pasar un rato agradable en buena compañía. Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, hasta podemos tomar un café virtual con un amigo que viva muy lejos de nosotros y a través de una webcam, pero si tenéis la oportunidad de tener contacto directo, aunque os mandéis un montón de SMS al día o de whatsapp, os recomiendo que guardéis algún momento  para quedar a tomar un café, es la excusa perfecta.

Seguro que tenéis más motivos por los que quedar a tomar un café, estaré encantada que los compartáis aquí, en el apartado de comentarios, para enriquecer entre todos este artículo.
Gracias por vuestro tiempo.